En general, la hipoteca o crédito hipotecario se define como aquel “contrato que garantiza el cumplimiento de una obligación y que se carga a bienes muebles o inmuebles que permanecen en poder del dueño”. Es decir, se trata de un préstamo que el banco o institución financiera te ofrece tomando como garantía que, si no cumples con tus pagos en tiempo y forma, ésta tendrá el derecho de reclamar el inmueble previamente estipulado.
Aunque el crédito hipotecario puede utilizarse para diferentes propósitos relacionados con bienes raíces, en esta ocasión nos enfocaremos en la compra de una casa, ya sea nueva o usada:
Conoce los beneficios que ofrecen las hipotecas y aprende a elegir sabiamente
Aceptar un crédito sin antes saber si realmente se adapta a tus necesidades, sólo porque es el primero que te ofrecen, sería un error. En el mercado existen muchas instituciones que ofrecen diversos tipos de financiamiento y que, aunque seguramente están a tu alcance, no siempre son del todo favorables para tu bolsillo.
Lo más importante es saber elegir el plan financiero que mejor se adapte a tu estilo de vida y necesidades. Pero, sobre todo, que al adquirir este tipo de crédito no pongas en riesgo ni tus finanzas ni el patrimonio de tu familia:
“El mejor crédito es aquel que se adapta a las necesidades de ahorro y pago del interesado” – Ricardo Aguirre.
Los créditos hipotecarios envuelven aspectos básicos que no solemos tomar en cuenta al momento de solicitarlo, pero que pueden hacer el proceso de pago más sencillo e incluso ahorrarnos dinero. Si estás interesado en un crédito hipotecario, además de comparar entre las diversas instituciones crediticias de tu confianza, también es importante evaluar los siguientes puntos de manera minuciosa:
1.- El tipo de crédito: tasa fija, variable o mixta
Los especialistas de banca hipotecaria te recomiendan optar por la tasa fija, y el tipo de moneda, pesos, UDIs (unidades de inversión) o salarios mínimos. La diferencia básica entre un tipo de moneda y otro radica en la capacidad de crédito que te ofrecen:
Los UDIs y salarios mínimos te permiten obtener una mayor capacidad de crédito, pero los pagos van aumentando periódicamente.
Pagar en pesos te brinda mayor certeza, ya que se te estipula el total a pagar, pero el monto del crédito que obtendrás será menor.
2.- Plazo del contrato
Los créditos hipotecarios se establecen en plazos que van desde cinco años hasta tres décadas. Como es de esperarse, a menor tiempo, mayor es el pago mensual que requieres hacer; y a mayor plazo de liquidación, menor será el pago mensual requerido.
3.- La tasa de interés
Este porcentaje de interés se determina de acuerdo con el tipo de crédito y el plazo contratado de tu elección.
4.- Qué pasa si dejaras de pagar tu hipoteca
Anticipa cualquier imprevisto al que pudieras ser expuesto en algún momento y pregunta por todos los seguros implícitos en el crédito hipotecario de tu interés; sus restricciones y si es requieren de pagos adicionales para tener acceso a ellos. Aun así, generalmente, cuando adquieres una hipoteca, esta viene acompañada de un seguro por desempleo.
Lo más recomendable es que, si en algún momento tienes un imprevisto que repercuta en el pago mensual de tu hipoteca, acudas inmediatamente a la institución financiera a plantearles el problema y escuchar sus alternativas.
Datos adicionales:
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Ningún banco te otorga como aforo (crédito) el monto total del valor de la propiedad que vayas a comprar. En realidad, el porcentaje de financiamiento o aforo puede alcanzar hasta un 95% del valor de la casa; pero usualmente te otorgan sólo un 80% del total. Para facilitar el enganche de tu casa, existen programas de ahorro con lapsos de seis meses que te dan acceso al crédito hipotecario una vez que alcanzas la meta.
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Toma en cuenta que, a mayor financiamiento, menor será el enganche y mayor será la mensualidad. Además de los gastos extra como la comisión por apertura del crédito, que tendrás que cubrir en el pago inicial.
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Tendrás acceso a un crédito hipotecario siempre y cuando tengas manera de comprobar tanto tus ingresos como tu actividad laboral, ya sea con cuentas bancarias, recibos de honorarios o facturas, etc.
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No serías un buen candidato a obtener una hipoteca si cuentas con un mal registro de historial crediticio, o si tus ingresos no demuestran la capacidad de pago necesaria para la casa en la que estás interesado(a).